Los cárteles de la droga mexicanos utilizan cientos de miles de armas compradas en armerías estadounidenses autorizadas, lo que alimenta la violencia en México, las drogas en Estados Unidos y la migración en la frontera.
Por Sean Campbell y Topher McDougal
Ciudad de México, 24 de mayo (TheConversation).- Las fuerzas de seguridad mexicanas rastrean a Nemesio Oseguera Cervantes, alias "El Mencho", líder de un cártel de drogas que ha sido una de las principales causas de la violencia en México y la adicción a los narcóticos en Estados Unidos.
Pensaron que finalmente lo tenían acorralado el 1 de mayo de 2015. Cuatro helicópteros que transportaban un equipo de arresto sobrevolaron las montañas cerca de la costa suroeste de México, hacia el recinto de Cervantes en el pueblo de Villa Purificación, el corazón del infame Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
A medida que el helicóptero líder, el Super Cougar, se acercaba al alcance, las balas de una ametralladora militar montada en un camión impactaron el motor, forzando un aterrizaje de emergencia. Antes de tocar tierra, el enorme helicóptero también fue alcanzado por dos granadas propulsadas por cohetes.
Cuatro soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) murieron en el accidente. Tres más fallecieron en el tiroteo posterior y otros 12 resultaron heridos. Este fue el primer incidente conocido en que un cártel logró derribar una aeronave militar en México.
La represalia del cártel fue rápida y brutal: incendiaron camiones de bomberos, autobuses, bancos, gasolineras y negocios privados. En total, 25 municipios reportaron graves actos de narcoterrorismo en Jalisco, Michoacán, Nayarit y Guanajuato. Ese día se produjeron cuatro tiroteos importantes. Las distracciones funcionaron. Cervantes, también conocido como El Mencho, escapó.
La ametralladora Browning que derribó el helicóptero fue rastreada hasta una compra legal de armas en Oregón, realizada por un ciudadano estadounidense. Un rifle Barrett calibre .50, también utilizado en la emboscada, fue rastreado hasta una venta en Texas realizada cuatro años y medio antes.
Estas están lejos de ser las únicas armas de uso militar que se trafican a México desde EU.
Cada año, decenas de miles de armas cruzan la frontera, impulsadas por la laxitud de las normas para comerciantes de armas de fuego y por leyes que favorecen la venta ilícita. Mientras tanto, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), agencia encargada de regular la industria, enfrenta críticas desde la izquierda y la derecha por no hacer más para controlar el creciente número de armas.
Nosotros—un profesor de desarrollo económico que ha estado rastreando el tráfico ilegal de armas por más de una década y un periodista de investigación—pasamos un año revisando documentos y viajando a México para seguir el flujo de armas ilícitas desde EU.
A pesar de los millones de armas ilegales en México, se han realizado pocas investigaciones para estimar su cantidad. Las estimaciones del flujo ilegal anual han oscilado entre 200 mil y 600 mil armas, pero pocas citan metodologías rigurosas. Algunas agencias se basan en un estudio que uno de nosotros realizó hace más de diez años, que estimó un promedio de 253 mil armas traficadas anualmente entre 2010 y 2012.
Parte del problema es que la Ley federal estadounidense restringe el acceso a los datos de rastreo de armas tanto para investigadores como para el público. La ATF publica cuántas armas incautadas en México fueron rastreadas hasta comerciantes estadounidenses, pero no ofrece una estimación oficial del tráfico.
Nos propusimos llenar ese vacío: estimar la cantidad, origen y características de las armas que fluyen desde EU a México.
Revisamos datos detallados de la ATF sobre armas traficadas a México y rastreamos su origen hasta los distribuidores en EU. Los registros estaban en un lote de cerca de 10 millones de correos electrónicos hackeados del gobierno mexicano por el grupo Guacamaya, obtenidos a través del repositorio estadounidense Distributed Denial of Secrets.
Ese conjunto de datos incluye unos 24 mil registros de armas recuperadas entre diciembre de 2018 y noviembre de 2020, rastreadas hasta su origen. La ATF rastreó más de 15 mil armas de ese total hasta EU.
También revisamos 100 casos judiciales estadounidenses entre 2006 y 2024, que involucraban más de cuatro mil 200 armas traficadas. Combinamos estos datos con otros conjuntos de autoridades estadounidenses y mexicanas para estimar el tráfico anual, caracterizar a los distribuidores, comparar leyes estatales sobre armas y evaluar el efecto de regulaciones.
Para estimar el flujo de armas, recopilamos estimaciones previas, las comparamos con datos de fabricación de armas de fuego y los rastreos de la ATF, y construimos un modelo que arrojó una estimación media conservadora:
Alrededor de 135 mil armas de fuego fueron traficadas a México desde Estados Unidos en 2022.
A modo de comparación: Ucrania, en guerra con Rusia, recibió 40 mil armas pequeñas de Estados Unidos entre enero de 2020 y abril de 2024 —un promedio de nueve mil por año—. Eso representa menos del siete por ciento del tráfico que Estados Unidos exportó ilegalmente hacia México ese mismo año.
Nuestro análisis también reveló lo siguiente:
- Este flujo de armas está vinculado al tráfico de drogas en EU, permite mayor violencia de pandillas en México y está causando que más personas huyan hacia la frontera.
- El aumento en el tráfico de armas desde EU se relaciona directamente con un aumento en la tasa de homicidios en México.
- Es más probable que las armas más destructivas provengan de comerciantes independientes que de grandes cadenas.
- Estos comerciantes venden 16 veces más armas de asalto y 60 veces más rifles de francotirador.
- Este tráfico de armas alimenta una carrera armamentista entre criminales y fuerzas de seguridad mexicanas, beneficiando a la industria armamentista estadounidense, que gana dinero en ambos extremos de la frontera.
- Además, una mayor supervisión de los distribuidores por parte de la ATF reduce la probabilidad de que sus armas se revendan ilegalmente.
Una agencia federal paralizada
¿Por qué se necesita una investigación tan exhaustiva para estimar cuántas armas cruzan la frontera? Se debe a enormes deficiencias en el rastreo de armas que se compran en EU y luego se recuperan allí o en otros países.
Antes, las normas eran más estrictas. Hace décadas:
- La ATF tenía mayor autoridad para hacer cumplir la Ley.
- Los vendedores de armas debían seguir estándares más altos.
- Los datos federales sobre armas podían compartirse con el público para exigir responsabilidades.
Pero todo cambió:
- En 1978, el Congreso comenzó a negar fondos a la ATF.
- En 1982, el informe El derecho a tener y portar armas, elaborado por líderes republicanos, defendió la libertad personal de poseer armas y criticó a la ATF por "acoso" a comerciantes y por regulación excesiva.
- Ese informe llevó a la Ley de Protección de los Propietarios de Armas de Fuego de 1986, que limitó la capacidad de la ATF para regular la venta y producción de armas.
- En 2003, el Congreso aprobó las Enmiendas Tiahrt, que prohibieron:
- Crear una base de datos nacional de ventas de armas.
- Compartir datos de rastreo fuera del ámbito policial.
- Al FBI conservar solicitudes de verificación de antecedentes por más de 24 horas.
- A la ATF exigir inventarios físicos de armas a los distribuidores.
- En 2004, al expirar la prohibición federal de armas de asalto, el presidente George W. Bush firmó la Ley de Protección del Comercio Legal de Armas, que protegió a los fabricantes y comerciantes de demandas civiles derivadas del uso de sus armas.
El resultado: La producción de armas de fuego se disparó.
- Las pistolas pasaron de un millón en 2005 a más de siete millones en 2022 (y 4.7 millones en 2023).
- Los rifles pasaron de 1.4 millones a 3.6 millones antes de caer a 3.1 millones.
Muchas de estas armas terminaron en manos de cárteles en México.
Entre 2015 y 2023, más de 185 mil armas relacionadas con delitos en México fueron enviadas a la ATF para su rastreo. Más de 125 mil de ellas (más de dos tercios) fueron rastreadas hasta Estados Unidos.
Estas armas de fuego provienen de todos los estados de EU y van desde pistolas calibre .22, del tamaño de la palma, hasta rifles calibre .50, capaces de atravesar el motor de un camión desde más de una milla de distancia.
Desde 2008, Estados Unidos ha invertido más de tres mil millones de dólares en programas para estabilizar a México mediante el fortalecimiento del Estado de derecho y la reducción de la violencia extrema, mucha de la cual se comete con armas estadounidenses.
Sin embargo, la industria armamentista y sus aliados han socavado estos esfuerzos, oponiéndose a casi todas las medidas de regulación.
Muchos programas se financian a través del Departamento de Estado de EU y la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), pero ambos han sufrido fuertes recortes, incluidos programas específicos para México.
El 20 de febrero de 2025, Kash Patel, la controvertida elección del presidente Trump, fue confirmado por el Senado como director del FBI y asumió también como jefe interino de la ATF.
Patel es visto como un aliado de la industria armamentista.
Su designación fue anunciada primero por Gun Owners of America, un grupo de presión que aboga por la abolición de la ATF.
En 2024, Patel habló en su cumbre inaugural.
En marzo de 2025, circuló un memorando del Departamento de Justicia que sugería fusionar la ATF con la DEA.
Patel fue un líder ausente hasta su reemplazo abrupto en abril por el secretario del Ejército.
Siguiendo la corriente
Nuestros análisis muestran que el tráfico de armas de fuego entre Estados Unidos y México tiene graves consecuencias para la vida de los mexicanos comunes y que las regulaciones estadounidenses pueden tener un enorme impacto.
Este estudio se suma a una creciente cantidad de investigaciones que vinculan las armas vendidas legalmente en Estados Unidos con:
- Pandillas y cárteles en México
- El tráfico ilegal de drogas
- Altas tasas de homicidios
- Corrupción de funcionarios mexicanos
- Transacciones financieras ilícitas
- Tendencias migratorias hacia EU
Todo esto tiene un motor común: la venta de armas es un negocio multimillonario.
En marzo de 2025 había:
- Más de 75 mil comerciantes de armas con licencia federal (incluyendo casas de empeño, importadores y fabricantes).
- Para ponerlo en perspectiva: había sólo 13 mil 500 restaurantes McDonald’s en EU.
Pero la ATF ha tenido grandes dificultades para garantizar que estos comerciantes sean inspeccionados siquiera una vez cada tres años. En contraste, la mayoría de los restaurantes en EU son inspeccionados al menos una vez al año.
Entre 2016 y 2019, en promedio, sólo el 12 por ciento de los comerciantes de armas (excluyendo los especializados en curiosidades) fueron inspeccionados anualmente. Durante la pandemia de 2020, el porcentaje se redujo al 5.8 por ciento. Sólo hasta 2024 comenzaron a recuperarse los niveles anteriores.
Aun si la ATF quisiera hacer más, le sería difícil:
- Carece de personal suficiente
- Tiene presupuestos insuficientes
- La politización de las armas la ha convertido en blanco de ataques bipartidistas
En 2020, varias ciudades—encabezadas por Syracuse, Nueva York, junto con el estado de California y el Centro Legal Giffords—demandaron a la ATF para que modificara su definición de “arma de fuego”. El objetivo era regular los armazones de armas utilizados para fabricar “armas fantasma”, es decir, armas sin número de serie y, por tanto, imposibles de rastrear.
Mientras tanto, en mayo de 2024, 26 estados republicanos demandaron a la ATF por su definición de qué significa estar “involucrado en el negocio” del tráfico de armas, intentando así debilitar las regulaciones que se aplican a los vendedores informales.
Esta disputa partidista ha obstaculizado que la ATF obtenga el presupuesto adecuado. Según su propuesta presupuestaria de 2025 al Congreso, la agencia tiene menos de la mitad de los inspectores necesarios para garantizar que todos los distribuidores sean inspeccionados al menos una vez cada tres años.
Mientras tanto, la industria armamentista sigue generando ganancias con ventas legales hechas por comerciantes autorizados, muchos de los cuales son deliberadamente ciegos a las intenciones criminales de sus compradores.
"Si se quiere tomar en serio el proceso de mantener las armas fuera de manos peligrosas, no debería ser facilitado por quien tiene un interés personal en venderlas", dijo Daniel Webster, académico del Centro Johns Hopkins para Soluciones a la Violencia con Armas.
Webster revisó los hallazgos de este estudio y concluyó que una supervisión más estricta puede reducir la reventa ilegal de armas, respaldando con ello las conclusiones de los autores.
Armas de Oregón vinculadas a un cártel
Hoy en día, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es uno de los actores más poderosos del narcotráfico. “El Mencho”, aún prófugo, dirige el flujo de heroína, fentanilo y metanfetaminas hacia Estados Unidos, mientras orquesta campañas de miedo, intimidación y desplazamiento dentro de México.
Y las armas que usa el cártel han sido rastreadas directamente hasta Estados Unidos.
Por ejemplo:
El rifle Browning calibre .50 que ayudó a "El Mencho" a evadir la captura en 2015 fue fabricado por una empresa en Morgan, Utah.
Fue vendido legalmente a Erik Flores Elortegui, un ciudadano estadounidense.
La venta se realizó a través de un comerciante de armas en Rainier, Oregón.
Elortegui huyó del país tras ser acusado en Oregón por contrabando de armas a México. Actualmente, figura entre los más buscados por la ATF.
Pero, según Timothy Sloan, exagregado de la ATF en México, extraditarlo por violar una Ley relativamente menor hace casi ocho años es muy difícil.
Conclusión
El tráfico de armas de Estados Unidos a México es una arteria central que alimenta la violencia, el narcotráfico y la migración forzada. Las armas que se compran legalmente en EU terminan en manos de cárteles violentos, no por accidente, sino debido a una cadena sistemática de negligencia, omisiones regulatorias y leyes debilitadas por presión política.
Las investigaciones muestran que:
- La supervisión más estricta a comerciantes puede reducir significativamente el tráfico ilegal.
- Pero la falta de inspectores, fondos y voluntad política permite que el problema crezca.
- Las grandes cadenas venden menos armas peligrosas que los distribuidores independientes, que actúan sin mayor escrutinio.
- Miles de armas traficadas desde EU han sido utilizadas para derribar helicópteros, asesinar civiles y mantener el control de territorios enteros por parte del crimen organizado.
Al mismo tiempo, mientras la industria de armas se lucra, comunidades enteras en México sufren las consecuencias: asesinatos, desplazamiento y migración. La relación entre ambos países se ve trastocada por un comercio en el que una nación vende legalmente la herramienta del crimen que la otra intenta combatir.
